jueves, 13 de enero de 2011

Cómo ganar un Oscar

Marion Cotillard


Sean Penn


Son pocos los actores y actrices que han ganado la estatuilla dorada tan codiciada. ¿Existirá una receta secreta para llegar a tal reconocimiento?

Es el sueño de todos y la realidad de un puñado: levantar un Oscar frente a toda la élite de la industria cinematográfica estadounidense, debe igualar a la intensidad emotiva de un capitán de fútbol alzando la Copa del Mundo. Es la recompensa suprema para muchos actores y actrices aunque muchos también den importancia a los galardones de los festivales de cine independiente como Cannes, Berlín o Venecia.

Son pocos los que han podido conseguir reconocimiento en el Viejo Continente y en el Nuevo Mundo a la vez. Sean Penn sobresale como el mayor cosechador de premios. Es el único en la historia en haber ganado el premio de los tres grandes festivales europeos: 2 Copas Volpi en Venecia, el Premio al mejor actor en Cannes y el Oso de Plata en Berlín, además de dos Oscares y un Golden Globe. Esto por sus brillantes actuaciones en cinco películas distintas: Caos mental, 21 gramos, Pena de muerte, Río místico y Milk. ¿Será el mejor actor del mundo? ¿Cómo explicar, entonces, que Richard Burton, Lauren Bacall, Cary Grant, Judy Garland o Greta Garbo, a pesar de ser estrellas intemporales del cine hollywoodense, nunca hayan ganado un Oscar? Eso parece increíble cuando hemos visto a actrices pálidas y mediocres como Sandra Bullock llevarse el premio. Sorprende también si comparamos este dato con las 16 nominaciones al Oscar y las 25 al Golden Globe de Meryl Streep, cuya casa está adornada ya con 9 estatuillas.

Una de las cualidades de Meryl Streep y de otros premiados es la de poder y saber escoger sus papeles con la libertad que les concede la fama. Tienen también la facultad de modelar sus expresiones y de trasmitir emociones que solamente se pueden lograr con dos cosas: talento –que algunos llaman don- y trabajo. Muchos de ellos tomaron clases con los mejores maestros del arte escénico. Desde hace 63 años el Actors Studio, fundado en Nueva York ha formado a una multitud de actores míticos y “oscarizados”: Marlon Brando, Robert De Niro, Jack Nicholson, Dustin Hoffman, Paul Newman y Al Pacino, entre otros. Siguiendo el sistema de actuación inventado por el director escénico ruso Konstantín Stanislavski y aplicándolo al cine para ayudar a los actores a llegar a ser dueños de sus personajes y lograr interpretaciones cada vez más realistas, el Actors Studio ha revolucionado la forma de actuar en la segunda mitad del siglo XX.

Hoy en día existen dos tipos de papeles para Oscares. El primero, retratar a alguien fuera de lo común, con algún tipo de enfermedad o discapacidad: Dustin Hoffman en Rain Man, Al Pacino en Perfume de mujer, Tom Hanks dos años consecutivos en Philadelphia y Forrest Gump. La segunda, una tendencia del cine contemporáneo, la biografía filmada, el papel del actor ya no es de composición sino de imitación. La capacidad de metamorfosis de los actores está a prueba cuando se trata de representar a una persona real, viva o muerta. Así se llevaron Oscares Helen Mirren en La reina, Julia Roberts en Erin Brockovich, Reese Witherspoon en Johnny y June, Jamie Foxx en Ray, Robert De Niro en Toro salvaje, Philip Seymour Hoffman en Capote, F. Murria Abraham en Amadeus, Forest Whitaker en la piel del dictador ugandés Idi Amin en El último rey de Escocia, y el inolvidable Ben Kingsley en Gandhi.

El caso más extraordinario ocurrió hace tres años con la coronación de Marion Cotillard por su papel en La vida en rosa. Extraordinario por tres razones: por su joven edad, por ganar con una película de habla no inglesa (sólo Sophia Loren y Roberto Benigni lo habían logrado) y por ser la primera actriz en llevarse el César en Francia y el BAFTA en el Reino Unido, así como el Golden Globe y el Oscar en Estados Unidos. Casi desconocida antes de esta cinta, Cotillard logró identificarse con la leyenda de la música francesa Edith Piaf en un papel que los productores querían confiar a Audrey Tautou, por ser más famosa, sin embargo, frente a la insistencia del director Olivier Dahan (que le costó la reducción del presupuesto), Cotillard fue la elegida.

Por suerte, la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas se muestra cada vez más abierta con el cine en habla no inglesa, recompensando actores como Penélope Cruz, Benicio del Toro y, sobretodo el que considero el mejor actor de lengua española, Javier Bardem. Asimismo, la falta de reconocimiento a los actores y actrices afro-americanos parece haber terminado. Solamente Sydney Poitier en 1964 había sido ganador, pero desde 2001, año histórico de la doble victoria de Halle Berry y Denzel Washington, han sido galardonados también Forest Whitaker y Jamie Foxx.

Ser un gran actor, tener un carisma único y encontrar a las personas adecuadas en el momento oportuno, permiten a unos pocos actores conseguir el papel de su vida y los reconocimientos públicos y del medio. Sin embargo no hay que olvidar que existen grandes actrices y actores en sitios sin tantos reflectores en China, en Senegal, en México y en cualquier parte del mundo, que aún no conocemos y que quizá nunca conoceremos, para todos ellos habría que mandar a esculpir unas cuantas estatuillas doradas más.


Publicado en Letras de Cambio el 5 de diciembre del 2010.

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