viernes, 25 de febrero de 2011

Maria Schneider

El último tango en París



El reportero



La actriz, que se había vuelto un icono de la revolución sexual con el papel de Jeanne, la joven amante de Marlon Brando en El último tango en París, falleció el jueves pasado a los 58 años.

Maria Schneider es la hija de una modelo francesa de origen rumana y de un actor famoso, Daniel Gélin, que nunca quiso reconocerla. Decide dejar el hogar a los 15 años, sobrevive haciendo ilustraciones de menús de restaurante y modelando para pantalones de mezclilla. A los 17, sale de extra en una película en cuya filmación Brigitte Bardot se encariña con esta adolescente perdida. Maria vive con la estrella durante dos años y empieza a obtener papeles secundarios.

Maria Schneider tiene 19 años cuando el escándalo provocado por El último tango en París la lanza a la fama internacional en 1972. La película, por su tema y su contenido erótico, suscita reacciones violentas pero previsibles por parte de los gobiernos y de la iglesia. En Italia, no basta con censurarla, quieren destruir las copias de la cinta. Obviamente todos estos clamores moralistas contribuyen en hacer inmediatamente de la película un clásico, del cual Maria Schneider iba a ser la beneficiada y la víctima a la vez.

La joven actriz rechaza durante un tiempo el papel que le ofrece Bertolucci, pero sus amigos cercanos la convencen de aceptar. Maria Schneider va a actuar con el mejor actor del mundo: Marlon Brando, que acaba de grabar El padrino, se encuentra a la cumbre de la fama. El rodaje es una experiencia difícil y la actriz se siente violada por Brando y Bertolucci, quienes conspiran contra ella, principalmente en la famosa escena de la sodomía, donde no se le advierte a Maria de lo que va a pasar.

Años después, la actriz declaró que Bertolucci le había robado siete años de su vida durante las cuales la actriz se perdió en las drogas y el odio a sí misma. Al día siguiente de la muerte de Maria, el director italiano confesó que quizá podría haber sido cierto y que se arrepintió de no haber podido pedirle perdón. El éxito tan fulgurante de la película la encerró en un cierto estereotipo de mujer sexy, libertina y atrevida. Pasó los siguientes años de su carrera rechazando papeles que se parecían demasiado al de Jeanne.

La historia de Maria Schneider plantea la siguiente pregunta: ¿se tiene el derecho de manipular a una joven actriz bajo el pretexto de hacerla participar a una obra que posiblemente hará historia? La actriz se hubiera seguramente quedado en el anonimato si no fuera por Bertolucci, pero quizá también hubiera tenido una vida más feliz. Maria Schneider, al igual que Marilyn Monroe, Jean Seberg o Shelley Duvall, es parte de las actrices cuyos destinos se llenaron de tragedia.

Maria Schneider era una vagabunda del cine que, afortunadamente, pudo comprobar que era una gran actriz y no solamente la joven provocadora del Último tango. Grabó con directores franceses, alemanes o italianos, con estilos y visiones a veces totalmente opuestas: René Clément, Jacques Rivette, Werner Schröter o Michelangelo Antonioni, director de El reportero donde Maria encarna una juventud viva y sin límites, al lado de Jack Nicholson.

La actriz francesa protegía mucho su vida privada. Sólo se sabe que vivía con su pareja, una mujer amorosa que le había permitido dejar las drogas y construir una vida privada digna y feliz, lejos de todos los traumas y escándalos. El jueves pasado Maria Schneider bailó su último tango con ella.


Publicado en lahuesuda.com el 7 de febrero 2011

martes, 15 de febrero de 2011

Michel Gondry, director de fantasías

Eterno resplandor de una mente sin recuerdos

El avispón verde


El avispón verde, actualmente en cartelera, es el quinto largometraje de ficción del francés Michel Gondry, un director juguetón, imaginativo y ecléctico.

Gondry tenía todo para ser músico: el acceso a discos e instrumentos, la creatividad y el entorno familiar; su abuelito fue el inventor de uno de los primeros sintetizadores sonoros en 1947 y su padre era fanático de jazz, pianista y organista amateur. En los ochentas, él mismo Michel empezó como baterista en un grupo pop llamado Oui Oui, que nunca tuvo un gran éxito. Sin embargo, el grupo se distinguía por sus videos imaginativos y adornados de efectos especiales originales, todos realizados por el propio Gondry.

De alguna manera, la música le sirvió de trampolín para hacerse un nombre en el medio del video y luego del cine. Varios artistas franceses empezaron a pedirle que dirigiera sus videos. La fama internacional le llegó cuando Björk vio en MTV el video de La Ville, una canción de Oui Oui. La cantante y compositora islandesa contactó al francés para el video de Human Behaviour. Desde entonces han colaborado en cinco videos más y se acercaron numerosos artistas a él para realizar algunos de sus videos musicales. Entre ellos, Lenny Kravitz, Daft Punk, Foo Fighters, Beck, Radiohead, The Vines, The White Stripes y en el 2007 el video de Dance Tonight de Paul McCartney con la onírica aparición de Natalie Portman. La lista es tan impresionante como los videos mismos, que reúnen generalmente efectos visuales hechos directamente con la cámara y planos secuencias en traveling virtuosos. (Come into my world de Kylie Minogue, Protection de Massive Attack, Sugar Water de Cibo Matto)

¿Qué tiene Gondry de tan especial para atraer a tantos artistas? Desde niño, tuvo esta necesidad de inventar cosas para representar los mundos que imaginaba. Así fue como desarrolló una aptitud para hacer mucho con casi nada. Adepto del bricolaje, Gondry es conocido por crear sus propios efectos especiales. Basta con ver el video de Like a Rolling Stone, la canción de Bob Dylan interpretada por los propios Rolling Stones, para darse cuenta de la habilidad de Gondry. En 1995, cuatro años antes de The matrix, el francés había ya inventado el famoso efecto bullet time. Este sistema consistía en acomodar centenares de cámaras fotográficas al lado las unas de las otras y tomar fotos al mismo tiempo para luego juntarlas como fotogramas en la edición y dar así una impresión de movimiento.

La publicidad ha también sido un campo de experimentación importante para Gondry, grabando comerciales innovadores para grandes empresas. En 1997, aplicó la técnica del efecto bullet time en un impresionante comercial para una marca de vodka. El francés dirigió Drugstore, otro comercial para una famosa compañía de pantalones de mezclilla, en un estilo totalmente distinto, el cual resultó ser el más premiado de la historia.


Extrañamente su aventura con el cine iba a empezar relativamente tarde con la realización de Human Nature en 2001. Después de un corto titulado La lettre que encontró un éxito tanto crítico como público, Gondry tiene la suerte de conocer al genial guionista Charlie Kaufman, autor de ¿Quién quiere ser John Malkovich?, cuyo director Spike Jonze le recomienda Gondry para dirigir su siguiente guión, Human Nature. Esta sátira burlesca, filosófica y antropológica con Patricia Arquette, Tim Robbins y Rhys Ifans (el inolvidable compañero de casa de Hugh Grant en Notting Hill) conquistó a un público limitado y a unos cuantos críticos.

Eterno resplandor de una mente sin recuerdos, quizá la mejor comedia romántica de los años 2000, fue la segunda colaboración entre estos dos creadores, quienes comparten la creencia de que el poder de la imaginación no tiene límites. Kate Winslet y Jim Carrey se lucen en un registro de actuación diferente a lo que estábamos acostumbrados a ver. En esta conmovedora historia sobre el luto y el olvido del amor, Gondry puso sus talentos al servicio de una hermosa historia y logró sin duda su mejor película hasta el día de hoy.

La ciencia de los sueños es el único largometraje de ficción que grabó en Francia - el año pasado dirigió ahí La espina en el corazón, un documental sobre su tía - y el primero basado en un guión suyo. Gael García Bernal interpreta a un joven excéntrico tratando de seducir a su vecina, creando un universo donde la imaginación reina. En Be kind rewind, Gondry regresó a Estados Unidos para realizar una comedia bizarra en forma de homenaje al cine y a la ingeniosidad de unos jóvenes grabando remakes de películas famosas sin nada de presupuesto.

Cuando vi el cartel del Avispón Verde, me imaginaba una enésima película de superhéroe aburrida y previsible. Me sorprendió ver que Gondry había aceptado dirigirla, luego entendí que se trataba de una serie que hizo competencia a Batman en 1966, que, sin nunca alcanzar la fama de esta, se volvió serie de culto sobre todo por la presencia de Bruce Lee.

Junto con Hancock y Kickass, la última producción de Gondry es otra película de superhéroe que no lo es. La primera hora plantea hábilmente a personajes atípicos a través de situaciones francamente cómicas. Desgraciadamente la segunda parte de la cinta cae en las debilidades habituales del género: demasiadas explosiones, un final sin sorpresas y al final un sabor de boca agridulce.

El estilo visual de Gondry es único y sigue fascinando a otros artistas y a un público cada vez más amplio y heterogéneo. El director francés es un Méliès de los tiempos modernos, un creador inagotable que inventa sus propios efectos especiales y sigue jugando con la cámara como cuando tenía ocho años. Nada más por eso, y aún si no nos conmueven todas sus películas, tenemos que agradecerle y esperar sus siguientes proyectos: una película de ciencia-ficción y otra en tres dimensiones con Björk, su musa de siempre.



Publicado en Letras de Cambio el 30 de enero 2011.

viernes, 4 de febrero de 2011

Eric y Ken: fútbol, arte y conciencia social

Ken Loach y Eric Cantona

Los dos Eric



Casi dos años después de su estreno en el Festival de Cannes, llega a las pantallas de nuestro país Buscando a Eric, una comedia social en la cual Ken Loach dirige al exfutbolista Eric Cantona.

A primera vista Ken Loach y Eric Cantona no tienen mucho en común. El primero es un director inglés de 64 años conocido por sus películas cuyos protagonistas son generalmente marginados u oprimidos. Sus cintas, la mayor parte de ellas dramáticas, siempre reflejan los elementos disfuncionales de nuestras sociedades modernas. Es uno de los más importantes representantes del realismo social europeo, junto con los hermanos Dardenne en Bélgica y Robert Guédiguian en Francia. Es un director discreto que sigue encontrando, desde hace más de 40 años, un éxito crítico importante, principalmente con Kes, Ladybird Ladybird, Tierra y libertad y El viento que acaricia el prado, ganadora de la Palma de Oro en 2006.

Eric Cantona, por otra parte, es una leyenda del futbol inglés. El temperamental delantero francés llegó a Inglaterra en 1992 y el mismo año ganó el campeonato con Leeds United. Al año siguiente firmó con el Manchester United y se volvió Eric The King. En cinco años con la playera roja, Eric El Rey anotó 80 goles, se llevó cuatro campeonatos más junto con cuatro copas y, sobretodo, conquistó el público del nordeste de Inglaterra con su fuerte personalidad y sus imprevisibles jugadas.

Sin embargo, los dos hombres comparten por lo menos dos pasiones: Loach ama al fútbol como Cantona ama al arte. Si este último hubiera podido cambiar sus talentos futbolísticos por un don para la pintura, lo habría hecho sin pensarlo. Cantona pinta, fotografía y actúa. Loach es fanático de fútbol y del Bath Football Club en particular. Ambos se han puesto también en el papel de voceros de los oprimidos a través de su militancia política. Loach ha estado siempre involucrado en las luchas sociales de su país, en el Partido Laborista durante 40 años y ahora en el partido de izquierda llamado Respect Party.

Por su lado, Cantona, sin involucrarse tanto, hace regularmente muestra de su carácter utopista y “revolucionario pacífico”: recientemente, cuando los franceses estaban en las calles protestando en contra de la reforma de la jubilación, el actor marsellés declaró que si todo el mundo retiraba su dinero de los bancos, el sistema neoliberal podría derrumbarse y que eso era la mejor manera de protestar. El 7 de diciembre (¿homenaje al famoso 7 de su camiseta del Manchester?), incitó el pueblo galo a hacerlo mientras él mismo, en un gesto simbólico, iba a sacar una parte de su dinero.

La cinta que unió estas dos personalidades representa un reto espinoso, el de hacer una comedia con trasfondo social, incluyendo un homenaje al que fue designado jugador del siglo XX del campeonato inglés, tratando de mostrar el lado humano del icono. Cantona mismo buscó a Ken Loach para plantearle la idea que tenía de hacer una película sobre las estrechas e insondables relaciones que mantiene con sus aficionados. Ken Loach, como buen fanático de futbol, no pudo rechazar la oferta.

En Buscando a Eric, Cantona actúa su propio papel, pero el verdadero protagonista de la película se llama Eric Bishop, cartero de Manchester cuya vida parece estar fuera de control. Eric está separado de su segunda esposa pero vive con los hijos de ésta, los cuales hacen de su vida una pesadilla. Al mismo tiempo, su hija le pide cuidar a su nieta de vez en cuando, lo que le obliga retomar contacto con su primera esposa, de la cual sigue enamorado.

En esta situación desesperada, después de una sesión de autoayuda con sus colegas y de algunas fumadas de cannabis, aparece su ídolo de siempre, Eric Cantona, para aconsejarlo, como si fuera el coach de su vida. En este contexto social deprimente y con la gravedad de los problemas de Eric el cartero, Eric el exfutbolista surge como el detonador de la comedia. Vale la pena mencionar, que manteniendo su estilo, Loach no dio a conocer el guión a los actores, y la aparición del verdadero Cantona en el papel de Cantona, sorprendió a todo el elenco.

El exfutbolista nunca había convencido como actor pero encontró aquí el papel de su vida, el cual consiste en burlarse de él mismo al momento de comentar los momentos más importantes de su carrera, comparándolos con los obstáculos que atormentan la vida de su aficionado.

El momento más difícil de la carrera de Cantona ha sido sin duda en 1995, cuando fue suspendido ocho meses por haber pateado a un aficionado del equipo contrario, al momento de salir expulsado de la cancha. Eric el cartero le pregunta sobre lo que hizo para sobrevivir en esos tiempos de depresión y Cantona contesta que enfocó su mente en otra cosa, le dice que aprendió a tocar la trompeta y empieza a interpretar torpemente La Marsellesa.

Estos elementos cómicos permiten también entender un poco más quien es Cantona. Muchos dicen que es poeta antes de ser futbolista. Sus palabras a la prensa después de su expulsión quedarán para la posteridad: "Cuando las gaviotas siguen un barco, es porque piensan que se lanzarán sardinas al mar". En la película, Eric Bishop confiesa que esta declaración le dio dolor de cabeza durante meses. El mismo título del filme se refiere a la búsqueda de sí mismo a través de un modelo idealizado a seguir. Buscando a Eric Cantona, Eric Bishop acaba por encontrarse a sí mismo.

La película oscila entre risas, tensión y lágrimas, abordando los temas del amor, de la familia y de la amistad, siempre con la miseria social de trasfondo. No podemos despreciar la calidad del guión y de las actuaciones, mucho menos considerarla como una película menor de Ken Loach bajo el pretexto de que es una comedia. Los que saben poca cosa de fútbol y menos de Cantona la disfrutarán de igual manera, ya que cuenta con muchos elementos narrativos que hacen de Buscando a Eric una comedia ineludible.


Publicado en Letras de Cambio el 23 de enero 2011.